-El Ombudsman Provincial Dr. José Leonardo Gialluca, señaló que 7 de cada 20 argentinos no confían en el INDEC. Un 67,4%, cree que el dato oficial no refleja el verdadero aumento del costo de vida. Los consumidores desconfían y no creen en las cifras oficiales del INDEC-
La inflación medida por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) reflejó en septiembre una suba del 2,1 por ciento en el Índice de Precios al Consumidor (IPC). En los últimos 12 meses, el acumulado inflacionario fue de 31,8%. El dato confirma la tendencia alcista de la inflación, que en mayo llegó a su punto más bajo de los últimos años (1,5%) y que desde entonces había tenido un leve ascenso. Además, rompe la barrera del 2 por ciento mensual, cuyo quiebre hacia abajo había sido considerado como un éxito del actual Gobierno Nacional. La novedad llegó en el peor momento para el Gobierno Federal, en vísperas de las elecciones de renovación legislativa, lo que empaña uno de los pocos logros económicos que el mismo podía exhibir ante los votantes. Esta desconfianza se afirma con la percepción de los consumidores de que la inflación y la pobreza son mayores de lo que indican las cifras oficiales. A esto se le suma, que los índices compilados por ciudades y provincias, incluida la de Buenos Aires y las que integran la zona del NEA, arrojan tasas de inflación más altas que la cifra nacional, lo que agrava la percepción de que las cifras son subestimadas. A esto debemos sumarle que el FMI modificó las proyecciones de inflación de la Argentina para el 2025, cuyo nivel cerraría en el orden del 28%. Se trata de una recalibración de casi 4 puntos más de lo que había estimado en julio pasado, cuando proyecto un 24% para todo el año. Por otra parte, la Fundación Capital estimó que la Argentina entró en recesión técnica en el tercer trimestre del año. “A la retracción del PBI en la medición sin estacionalidad del segundo trimestre se adiciona una baja estimada en el tercero del 0,8%”. Así el año cerraría con un crecimiento del PBI del 3,7%, de cara al 2026 se prevé un crecimiento más moderado del 3,3% en un escenario optimista, pero siempre con un consumo que continuará limitado y a la baja, que perjudica a los sectores más vulnerables y a la denominada clase media argentina.
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